Tras la sombra de un submarino…en Torrevieja

Yo también soy uno más en la legión de devoradores del libro de Robert Kurson que nos cuenta los hechos reales que vivieron unos submarinistas americanos en los años 90.
Tengo que reconocer que hacía mucho tiempo que no me emocionaba tanto con un libro, emocionarse en el sentido de sentir casi la vivencia de sumergirse en el hostil ambiente en que tienen lugar los hechos. Y desde entonces, como les sucedió a Chatterton y Kohler y seguro que a muchos lectores y buceadores aficionados a la historia, he buscado documentación sobre submarinos y he soñado con la posibilidad de, si no bucear en él, si al menos visitar un submarino, meterme dentro, respirar el ambiente de mil válvulas y acero curvado en infinitas tuberías … algo casi imposible para quien no esté en el mundillo de la Armada.
Por eso cuando me enteré de que en Torrevieja se encontraba el único submarino visitable permanente de España me apresuré a contactar con la Oficina de Turismo de esa localidad para conocer las condiciones de visita y en un santiamén me planté allí, no sea que cualquiera de estos viernes de recortes le tocara el turno a ese pedazo de historia y me quedara frustrado, ahora que lo tenía tan cerca. El submarino se encuentra amarrado en el puerto de Torrevieja, junto a la patrullera Albatros del Servicio Marítimo, también visitable aunque esa es otra historia. Su figura emula los torpedos con los que van cargados estas maravillas de la tecnología que son los submarinos, prodigios que nos permiten recorrer y explorar el planeta submarino poniendo al límite la resistencia de las máquinas y sobre todo, la de las personas que pueden pasar allí abajo casi un mes.
Tras franquear la escotilla de cubierta y bajar la escalera comienza el espectáculo, que diría Bob Fosse. El submarino es de los años 70 aunque se encuentra en excelente estado de conservación. Enseguida nos deslumbra la que es la dependencia más grande del engendro, la sala de torpedos y ya se empieza a respirar la claustrofóbica sensación que muchos de sus tripulantes habrán vivido. Sorprende el reducido tamaño en el que está gente tenía que pasar largas temporadas, con literas calientes que iban turnándose la tripulación salvo el privilegiado comandante, que disponía de camarote propio de no más de un par de metros cuadrados y que convierten un vuelo low cost en un derroche de superficie.
Infinidad de tuberías, grifos, válvulas y relojes adornan en matemático decorado todos los rincones del submarino, pantallas, mesa de cartas, profundímetros, sirenas y como no, el mítico periscopio que todos hemos soñado manejar para ver el exterior mientras avanzamos sigilosos bajo las aguas de algún profundo y alejado destino de nuestra imaginación. Una visita muy muy recomendable.
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Comentarios
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17 diciembre, 2012 | Francisco Jose Garcia Alvarado |
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17 diciembre, 2012 | Rafa Martos |
Gracias a tí; por supuesto le puedes dar toda la divulgación que quieras, mientras más gente sepa de su existencia más lo podrán disfrutar. Un saludo
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Comentarios
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Rafa Martos
Técnico Deportivo en AA.SS, Instructor de buceo y fotógrafo submarino, autor de publicaciones divulgativas de buceo y snorkel, editó el libro Buceo en la Costa Blanca y es [...]